De Roses a
Hondarribia en la GAES Transpyr Backroads. Todo depende de la óptica con la que
se mira…
126 kms y 2550+. Muchos aficionados a la bicicleta vemos
estos datos de recorrido como un entrenamiento exigente, de esos que te dan el
punto para una cicloturista. Otros años hubiera sido una de las salidas con mis
amigos del Club Ciclista Fraga para la preparación de la Montsec-Montsec o la
QH o la marcha cicloturista en la que hubiera puesto mi siguiente objetivo.
Pero cuando hablas de la GAES Transpyr y miras esos datos estás hablando de la
etapa más fácil sobre el papel y piensas en ella como una etapa de descanso.
Error. Todo depende de la óptica con la que se mira…
Mi nueva aventura se inicia el sábado día 11 de junio
de 2016 cuando mis padres me acompañan de Lleida a Roses. Llegamos poco antes
del mediodía, acreditación algo farragosa y paellita para cargar carbohidratos
ante lo que nos espera.
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photocall
de la GAES Transpyr Backroads |
Una vez instalado en la habitación del hotel me uno con
amigdos del Equipo GAES y de Imparables para acudir al briefing y la pasta
party . Nueva carga de carbohidratos para el día siguiente y a preparar todo el
material para los días siguientes.
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Todo
preparado para la batalla… |
Domingo 12 de junio,
6:00 a.m. Suena el despertador. No hacía falta, por suerte o por desgracia soy
de los que cuando se acerca un reto me despierto sin necesidad de ayuda
exterior. He podido descansar bien y me preparo para la primera etapa. Hoy
iremos de Roses a Camprodon, 155 kms y 2750+. Números considerables y el miedo
a marcar un ritmo demasiado fuerte que nos castigue para la etapa del día
siguiente. Con ella y el puerto de Pradell en el subconsciente salimos todos
los participantes en grupo. Los primeros kms parecen pactados para que nadie se
haga daño, pero a un ritmo exigente… Pero al llegar al primer puerto (Santa
Pau) nos fragmentamos en dos grupos. Yo me meto en el delantero, con Ibon
Zugasti, Tomi Misser… Ellos silbando y yo apretando, pero me noto fuerte y
quiero estar delante. Tras superar otros dos puertos de características
similares al primero (8-10 kilómetros y porcentajes razonables), nos dirigimos
al último puerto en el que está el reto del día. El puerto de La Boixeda, con
sus 12 kms y algunas rampas por encima del 10% nos va a poner a cada uno en
nuestro sitio. Al llegar al control de tiempos veo salir un obús llamado Ibon
Zugasti con otros competidores de nivel cercano al suyo y confirmo que mi lucha
va a ser otra, llegar a Hondarribia. Poco a poco voy subiendo a ritmo pero no
voy demasiado fino. He gastado demasiado para estar delante. A 5 kms de coronar
me noto flojo y un km después tengo que parar un par de minutos a reponer
fuerzas. Dos barritas enteras y un gel. Corono y bajo solo, tranquilamente,
hasta la meta en la preciosa localidad de Camprodon. Etapa 1 superada.
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Subiendo el penúltimo puerto de la primera
etapa. |
Preciosa localidad Camprodon. Tras instalarme en el hotel ,
me pongo en modo recuperación. Fisioterapia, recuperador, descanso… Me noto
cargado pero bien. Pero me entran dudas… Quizás he gastado demasiado. Hay algo
de pánico a la etapa del día siguiente, con el monstruo de Pradell en el
horizonte. Pasta party, helado de homenaje y a la cama. El descanso abundante
va a ser fundamental.
Lunes 13 de junio.
Pocas veces me pasa, cada vez menos con la experiencia, pero me levanto con
cierto miedo. Nos espera la etapa reina, 150 kms y 3200+, números que ya
impresionan, pero sobre todo nos espera el Coll de Pradell. El mito. En los
meses previos he estado planteándome incluso cambiar el desarrollo. Voy con un
50-34 y 11-28, pero me han comentado que este puerto no se sube sin un 30 o
incluso un 32. Por mis características físicas, poco peso, ya me conocéis,
pienso que lo conseguiré. Pero queda la duda.
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Con
Antonio Gasso, Director General de GAES |
Salgo
con prudencia, conservando en los dos primeros puertos, guardando para
entregarme a la bestia. Va a ser el reto del día (el tramo cronometrado de la
etapa). En Guardiola de Berguedà tomamos el desvío. Empieza el puerto… Primeros
diez kilómetros hasta Vallcebre de adaptación con pendientes medias en torno al
5-6%. Pienso que quizás exageraban, pero me equivoco. A partir del km 10 vamos
a cambiar a peor en el firme, asfalto rugoso de los que se enganchan, y sobre
todo, en los porcentajes. Casi 6 kms en los que no se baja del 10% de media y
se encadenan terribles rampas por encima del 20% e incluso 23%. Brutal. Leyenda
merecida. Empiezo a hacer alguna S, pero subo… No soy ningún fenómeno, pero mi
poco peso y mi voluntad me permiten domesticar a la fiera.
Una vez superado el gran temor de la etapa me relajo en
parte y me dirijo a la provincia de Lleida. Voy en un pequeño grupo en el que
toca trabajar, pero me siento orgulloso de haber superado el primer gran reto
de la prueba. Al coronar el Coll de Josa siento una gran emoción, entramos en
mi querida provincia de Lleida, donde vamos a disputar parte de esta, la
siguiente y el inicio de la cuarta etapas. Después de un descenso muy roto y
largo tras coronar Trava, me dirijo al final de etapa en la Seu d’Urgell.
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Muy
contento al finalizar la etapa en la Seu d’Urgell |
Al llegar a la Seu, una gran confusión de la organización provoca
que se hayan cambiado los destinos de las maletas. Al llegar al hotel no tengo
la mía. Todos sabemos los inconvenientes que esto genera, al no poder cambiarte
tras la reconfortante ducha… Pero al Imparable Santi Millán se la han entregado
correctamente y me cede parte de su vestuario para que me pueda cambiar (muchas
gracias Santi, eres muy grande). Pero no me tomo el recuperador que llevaba en
la maleta ni me puedo poner las prendas compresivas. Quizás pague un precio por
no hacer una recuperación adecuada. A última hora nos entregan las maletas
correctamente. La mía, una de las últimas. A cenar y a dormir.
Martes
14 de junio. La
tercera etapa va a discurrir toda por la provincia de Lleida. Tres de los
cuatro puertos conocidos por mi parte. 137 kms y 3150+. Etapa dura, con un
problema añadido, el reto del día va a empezar en el km 10, el Port del Cantó,
por lo que ya desde el principio se impone un ritmo muy rápido. Son 25 kms de
un puerto clásico de la Vuelta a España, que se me hacen largos… Los que me
conocéis sabéis que no soy de grandes arrones al principio. Además va a
provocar que se disgreguen mucho los participantes y sea una etapa muy viva
desde el principio.
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con el
campeón olímpico de waterpolo en Atlanta 96 y presentador Pedro García Aguado,
y el Imparable Santi Millan. |
Una vez superado el reto del día, descendemos a Sort y nos
vamos a enfrentar a dos de los puertos más bonitos de toda la prueba, Enviny y
Moncortés, casi completamente libres de tráfico y con unas vistas preciosas,
dirigiéndonos a la Vall Fosca y finalmente al puerto de Perves, en la N-260,
que por sí solo representaría un reto, pero que en el contexto de la
prueba parece sólo otro puerto más. Todo
depende de la óptica con la que se mira…
Quizás por la ilusión de pedalear por mis queridas Terres de
Ponent, por conocer los puertos o por el ritmo vivo desde la salida, creo que
en esta etapa estuve a un paso de liarla. Llego con las primeras unidades después
de los pro, pero pronto me doy cuenta de que quizás he apretado más de lo que
convenía. Piernas muy cargadas. Lo comento con los fisios e inicio una batalla
contra el cansancio y el ácido láctico tomando todas las medidas a mi alcance
para minimizar el desastre.
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con el
campeón del mundo de descenso Tomi Misser y su padre Josep Misser, otro
fenómeno que a sus 67 años completó la GAES Transpyr, |
Miércoles 15 de junio.
La cuarta y la quinta etapa debían ser las etapas más cómodas de la prueba,
pero mi exceso de emoción rumbo a Pont de Suert va a hacer que la etapa con
destino a Ainsa se convierta en un cierto calvario. Nada más levantarme de la
cama noto las piernas como piedras. Sensación similar a la del día siguiente de
hacer una media maratón a pie. Puedo andar pero noto la musculatura en cada
paso, sobre todo al bajar escaleras. Durante el desayuno comento la jugada con
los recién incorporados compañeros del equipo GAES que van a hacer la Transpyr
West (últimas cuatro etapas). Ellos frescos como lechugas y yo con una
sobrecarga tremenda. Pero me dirijo a la salida e intento calentar con un ritmo
ligero hasta Vilaller.
Camino de Ainsa “sólo” teníamos que pedalear durante 136 kms
y 2500+. Pero tras superar el puerto de Bonansa escondía un falso llano de
bajada de más de 50 kms que va a suponer uno de los mayores retos en toda la
travesía. Ya sabéis lo que me gusta rodar en llano y más con viento en contra
en todo el valle del río Isábena. Por suerte hago grupeta con un chaval de
Mataró con buen ritmo y en los últimos 20 se nos une un grupo de unos 10
ciclistas tirados por un inglés que no pide ni un relevo. Tampoco podría
dárselos. Si supiera lo que me dolían las piernas…
A partir de ahí, supervivencia. El reto del día, con la
subida al puerto de Fantova se me hace eterno, lo siguiente y lo siguiente de
lo siguiente. Y todavía quedan dos puertos más, que en otras circunstancias
hubiera disfrutado, pero en este momento no. No lo negaré, pedalear con dolor
en las piernas no es lo más gratificante. Pienso en reservar todo lo que pueda,
pedalear para llegar, pero no complicar todavía más las cosas, pues todavía me
quedan tres etapas, algunas de ellas de gran dureza.
Jueves 16 de junio.
Las sensaciones mejoran, poco, pero mejoran. He pasado una tarde de cierta
preocupación pensando que mi rendimiento iba para abajo y que iba a costar Dios
y ayuda conseguir el reto. Pero un buen descanso y nutrición me permiten sentir
algo más de feeling con mis piernas. O quizás me he acostumbrado a que me
duelan.
En la etapa entre Ainsa y Jaca vamos a poder disfrutar
de la compañía de un auténtico mito, quizás el primer ciclista con el que yo
disfruté a través de la TV. Perico Delgado participa en esta etapa para
colaborar con la fundación ASDENT que preside Eva, a la que va a acompañar
durante toda la etapa, con el objetivo de dar a conocer el Síndrome de Dent,
una enfermedad rara que sufre su hijo.
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Un placer poder pedalear durante unos kms con un crack como
Pedro Delgado, que además demuestra un gran corazón colaborando con causas
solidarias como la de ASDENT.
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Nada más salir nos adentramos en uno de los paisajes más
bonitos que nos vamos a encontrar en toda la prueba, el fantástico Cañón del Añisclo, que hace más
llevadero el inicio de la etapa y me permite recuperar sensaciones. Desde allí
a subir el Cotefablo a ritmo llevadero, pero al coronar y atravesar el túnel
nos encontramos con una lluvia intensa en la vertiente que se dirige a Biescas.
Bajando con dos compañeros del equipo GAES, nos entró el frío de tal manera en
el cuerpo que al llegar a Biescas, mi compañero Héctor decide, con buen
criterio parar en una cafetería a coger temperatura. ¡Estábamos congelados!
Tras 10 minutos de tiritona y al recuperarme un poco decido arrancar de nuevo.
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Con la
ultrafondista Emma Roca, con la que compartí buena parte de la quinta etapa. |
A partir de entonces cielo nublado, ciclistas desperdigados,
voy rodando con la ultrafondista Emma Roca y otro participante, hasta llegar al
pie del reto del día, el puerto de Navasa. Buen ritmo de inicio, sin exigirme
demasiado porque todavía no tengo buenas piernas. Hacia mitad de subida cada
vez el cielo más tapado, empieza un terrible viento de cara que convierte el
reto en uno de los más duros para mi de toda la prueba. Malas piernas,
desnivel, fatiga, piernas duras… Demasiados factores que me obligan a cumplir
sólo sobreviviendo.
Y al coronar, cielo plomizo que advierte de la intensa
lluvia que nos va a acompañar en los últimos 15 kms hasta nuestra llegada a
Jaca. En el avituallamiento de la llegada me encuentro con dos compañeros del
Club Ciclista Fraga que están haciendo la prueba en btt. Muy ídolos. Los
finishers de btt si que merecen un buen aplauso.
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Gran alegría al encontrarme en la meta de Jaca
con dos compañeros del Club Ciclista Fraga. Al día siguiente nos encontraríamos
camino de Roncesvalles en medio del diluvio. |
Viernes 17 de junio.
Después de pasar toda la tarde-noche más pendiente de la previsión
meteorológica que de otra cosa, nos despertamos con cielo nublado y frío pero
no llueve. Mis piernas ya han decidido que como no paro no hace falta que se
quejen de dolor, por lo que las sensaciones mejoran bastante. Me dirijo a la
salida desde la Ciudadela de Jaca. Antes de la salida se desatan los rumores
sobre una posible anulación del reto del día, la subida al temible Larrau, por
su peligrosidad si llueve mucho. Al sonar el cohete vuelta al empedrado de la
Ciudadela y arrancamos. Buenas sensaciones, voy con mi grupo de cada día hasta
que… Pinchazo de la rueda de delante… Miro la cubierta y me acuerdo de aquel al
que se le haya ocurrido la vueltecita por el pavé del monumento. Tengo una
piedrecita clavada. Me dispongo a reparar quedando completamente descolgado del
grupo, pero el Imparable Carlos Ortet se da cuenta y se ofrece a ayudarme.
Muchas gracias Carlos. Reparamos lo más rápido que podemos (entre pitos y
flautas 10 minutos porque se nos sale el obús de la cámara nueva…) y arrancamos
de nuevo. Somos los últimos….
Poco a poco vamos cogiendo ritmo y alcanzamos a
diversos participantes. Un compañero del equipo GAES que se ha enterado del
incidente nos espera. Muchas gracias Jaime. Decidimos formar grupeta para
llevar la etapa del día hasta el final. Quizás tengo algo más de ritmo pero la
compañía hace que disfrute al máximo de la jornada. Además me permite llegar al
reto del día, el temible Larrau, con reservas en la musculatura.
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Tirando
del grupito que hemos formado con Jaime Balasch y Carlos Ortet, con los que he
disfrutado mucho de la sexta etapa de esta Transpyr. |
Reto del día. Puerto de Larrau. Un hors categorie de 11 kms
y 700+ que se hizo famoso en el Tour de 1996, en la etapa navarra con la que
homenajearon al gran Miguel Indurain. Llegamos al pie con poca lluvia al largo
del día, quizás menos de la prevista. Me noto con fuerzas, quizás por ese punto
menos que me he exigido a lo largo del día. Voy a intentar darlo todo. Apreto
como ningún día en la subida y obtengo mi mejor posición en el reto. Al coronar
cielo muy oscuro. Me tapo con el chubasquero e inicio el descenso. A mis
compañeros de grupeta todavía les queda algo de subida y los animo al bajar.
Al llegar al avituallamiento del pie del final del descenso tomo
una decisión equivocada. Como está chispeando decido seguir solo para no coger
frío y para ver si me libro de la lluvia. Quedan 70 kms. Error. Empiezo a tirar
y cada vez llueve más. Cuanto más me acerco a la llegada más lluvia. Tres horas
largas bajo la lluvia intensa y con un frío tremendo. Llego a Roncesvalles.
Muerto. Más de 8 horas de condiciones bastante extremas pero lo he conseguido.
Al llegar al hotel voy a tener un pequeño mareo que me obliga a tumbarme en
medio del comedor por el contraste térmico. Me siento casi finisher, pero hasta
el rabo todo es toro.
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Bajando uno de los puertos de la sexta etapa, en uno de los
pocos momentos en que no debía llover. Gracias Javi Sancho por la foto.
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Sábado 18 de junio.
Las previsiones climatológicas que teníamos el día anterior eran dramáticas,
pero al despertarme a las 6 de la mañana no llueve. Hace frío pero, por ahora
no llueve. Cinco grados en Roncesvalles. Tras el copioso desayuno de rigor me
dirijo a la salida, pasando previamente por la carpa del fisio para que me
apliquen crema calentadora (no sé si para mejorar el rendimiento o el confort
por el frío).
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En los
fisios de TomásBellès aplicándome crema calentadora pocos minutos antes de la
salida junto a mi compañero del Equipo GAES Jaime Balasch. |
Salimos sin lluvia y con la ilusión puesta en que, por una
vez, las previsiones meteorológicas no se cumplan. Pero antes de la media hora
de etapa empieza a llover, lluvia continua y no precisamente el famoso xirimiri
tan frecuente en Euskadi. Subimos y bajamos puertos continuos y subidas que no
constan como puertos pero que continuamente te exigen. Tras más de tres horas
bajo la lluvia, en el transcurso de una bajada, se me acerca un integrante
veterano del grupo en el que circulaba y me comenta que van a parar en una
cafetería a recobrar temperatura. Estoy tiritando ya que habíamos coronado a 4
grados y completamente empapados, por lo que la noticia me suena a gloria.
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Con el
gran Santi Millán, aprovechando la tregua climatológica que se nos presentó
durante la última etapa. |
Durante los diez minutos de parada para tomar café nos
parece ver que para de llover. No es una ilusión, ha parado, por lo que
comentamos que cuanto antes arranquemos mejor. Falsa alarma, la ilusión no va a
prolongarse más de media hora y todavía nos quedan unos 80 kms y múltiples
ascensos y descensos, pero que se le va a hacer. Tenemos que seguir.
No pasan los kilómetros como me gustaría. Sé que si voy en
grupo se me va a hacer más fácil. Probablemente van a ser algunas de las horas
que menos he disfrutado encima de una bicicleta de toda mi vida, pero sigo
pedaleando. A unos 20 kms para la llegada, tras coronar el último de los
puertos marcados en el perfil visualizo el Mar Cantábrico. Este momento me da
más energía que cualquiera de las barritas o geles que he devorado durante
todas estas etapas. Voy a ser finisher.
Ha costado mucho pero lo he vuelto a conseguir. Finisher de la GAES Transpyr
Backroads.
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En el
puerto de Hodarribia con el Diploma de Finisher de la GAES Transpyr Backroads.
Aprovechando los pocos rayos de sol que tuvimos en todo el día. |
Nada más acabar me pongo a la labor de recoger todo rápido,
porque me imagino que lo mejor está por llegar. Viaje rápido hacia Lleida y, al
llegar, el mejor de los trofeos. Como siempre que me embarco en una de estas
historias tengo un recibimiento que ni el mejor de los grandes campeones.
Muchas gracias Patricia, Victor y Helena. Por ser como sois, por entenderme en
mis aficiones y por todo.
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Gran recibimiento por parte de mis tesoros. Da igual la
posición y el tiempo empleado, me hacen sentir siempre como si fuera un gran
campeón.
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